20110904

EL TIBET COMO MUJER DEMONIO



El modo en que nos concebimos a nosotros mismos contribuye en gran medida a establecer quien somos; de igual modo, la forma en que imaginamos los lugares que habitamos hace que sean una u otra cosa. Los tibetanos, como se nos muestra en la imagen, sienten que su tierra es el cuerpo de una mujer demonio y en ese escenario imaginario localizan sus accidentes geográficos, sus ciudades y sus templos. No resulta extraño: la experiencia de la vida geológica del Himalaya, sus montañas elevándose aún, las quiebras súbitas de carreteras y caminos, terremotos, torrenteras salvajes, puede muy bien asociarse al temblor excitado de un cuerpo humano; al espasmo de una mujer demonio, por qué no? Padmasambhava, en sus múltiples recorridos por las tierras del País de las Nieves, fijó ese cuerpo mediante lazos y clavos que lo asentaron, haciéndolo más firme. Cada una de las cuevas y monasterios, las montañas y valles en los que meditó son para los tibetanos puntos de energía sagrada que serenan a "la mujer demonio", su propia tierra. Nuestro cuerpo son líneas de energía; también lo es el espacio: un cuerpo vivo, geografía sagrada.

FUENTE de la imagen:
http://asia-religion.blogspot.com/2010_08_01_archive.html

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