20101126

-PACIENCIA

Chögyam Trungpa dedica su obra "El mito de la libertad" a Dorje Tröllo -la "loca sabiduría" bajo la que se presenta Padmasambhava en una de sus advocaciones. En tiempos de incertidumbre, la paciencia sobre la que reflexiona en su sexto capítulo resulta una virtud especialmente aconsejable, y más si podemos verla desde la perspectiva que introduce en el texto. "Aunque hacemos alarde de que no nos importa el tiempo, la realidad es otra: llevamos una vida compulsiva y somos prisioneros del reloj, y nuestra aparente despreocupación y buen talante que ocultan la ira son pura hipocresía. El bodhisattva en cambio no está obsesionado por el tiempo que pasa y puede quedarse sentado pacientemente sin tener la impresión de que está esperando que suceda otra cosa. A pesar de que el bodhisattva no se preocupa por el tiempo, eso no quiere decir que haga las cosas con tal lentitud que su acción resulte ineficaz. Al contrario, el bodhisattva es muy eficiente, porque su acción es directa y perseverante. Nada lo desvía, nada lo espanta. No se queja en el sentido habitual, pero sí señala las fallas organizativas y las neurosis de sus colaboradores. No reclama, pero sí percibe lo que es necesario corregir." (pág. 112, en Ed. Kairós) Hablamos a la vez de aceptación y de crítica, de contemplación y de acción, de quietud y movimiento. La paciencia se destila de ese juego como un resultado natural: hacemos todo lo que podemos, pero en realidad se hace como si nada se esperase. Ahí no hay urgencia, sino determinación, y en la actitud del que espera sin más que el mundo suceda está la semilla más fértil de la crítica: construye e interviene. La paciencia de la que habla Trungpa no es pasividad, por tanto, sino persistencia, y no conoce los riesgos de la renuncia sino las virtudes del desapego en la acción comprometida. Por todo ello, no tiene prisa.

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