20100817

-PONER LOS DEMONIOS A TRABAJAR



Los relatos que narran la fundación y consagración del monasterio de Samye insisten en las graves dificultades que comprometieron su edificación en un primer momento, a causa sobre todo de los constantes temblores de tierra que derrumbaban una y otra vez los tímidos progresos en su construcción. Los demonios locales eran considerados responsables. Padmasambhava fue llamado, creyendo que su poder y su sabiduría serían remedios suficientes para completar con éxito la grandiosa tarea. De todo cuanto se explica al respecto, hoy resulta llamativa -y mueve a reflexión- el modo en que Gurú Rinpoché superó los obstáculos. Por decirlo rápido, su grán éxito consistió en poner los demonios a trabajar al servicio de la misión encomendada. Se dice que Padmasambhava, permaneciendo en meditación, dirigía él mismo, a través del pensamiento, la actividad de sus obreros no humanos durante las noches, y que el progreso alcanzado así en las obras superaba las tareas que durante el día realizaban los hombres.
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Poner los demonios a trabajar... La expresión resulta de por sí sugerente, y habla de cómo hay que actuar en relación a nuestros propios instintos más primarios y a las fuerzas básicas de nuestra naturaleza, corporales, energéticas. Subyugarlas no es condenarlas al olvido o reprimirlas, sino implementarlas al servicio de una tarea a la que sea posible afirmar con la totalidad de uno mismo. Cada uno sabe cuál es el templo de Samye que le toca edificar, y lo que debe hacer con sus demonios, sean éstos cuáles sean. El templo crece si los demonios trabajan en su provecho: no es difícil imaginar la fuerza extraordinaria de la envidia, la ira, el orgullo o el miedo puestos al servicio de una noble tarea...

2 comentarios:

Doktor Gnómegang dijo...

Saludos,

Muy atinada la reflexión y oportuna la historia de esta entrada.

Aprovecho para felicitarle por mantener y compartir un sitio como éste. Es bien difícil encontrar algo parecido, así que mucha gente le estará agradecida por su esfuerzo.

Sea bendecido por Las Tres Joyas!

Gasshó!

Anónimo dijo...

Gracias, y gracias por prestarle atención a este archivo. Saludos cordiales.